¿Problemas de concentración?

Además de garantizar la entrada de energía adecuada para el físico, una nutrición adecuada es capaz de influir positivamente en los niveles de concentración y, más ampliamente, en el rendimiento total de nuestro cerebro. Los momentos de trabajo, estudio y estrés roban energía y lucidez: los ojos se cierran, la visión se niebla y la fatiga se intensifica cada vez más. En tales casos, es fácil ceder a la tentación de comer un snack, algunas galletas, un caramelo, beber un café o fumar un cigarrillo. La explicación es simple: el cerebro está en "reserva", como un coche que ha viajado demasiados kilómetros, necesita una parada de reabastecimiento de combustible.

¡Elige los alimentos adecuados!

El cerebro se alimenta predominantemente de azúcar, resultando de la glucosa las energías útiles para realizar las funciones diarias. Los análisis de sangre, de hecho, calculan la glucosa en sangre: el nivel de glucosa en la sangre en ayunas. Este valor debe cumplir con unos límites específicos para evitar complicaciones graves. En la mesa, es importante elegir alimentos estacionales y frescos. Las Frutas y verduras son siempre las preferidas, especialmente si se consumen crudas porque introducen vitaminas valiosas como A, C y E, antocianinas y flavonoides, elementos antioxidantes que ayudan al cerebro y a todo el organismo a contrarrestar la fatiga y el estrés.

La glucosa que circula en la sangre deriva de los alimentos que contienen azúcares:

• carbohidratos (pan, pasta)
• arroz
• patatas
• dulces
• frutas y verduras
• Zumo de uva: mejora la memoria
• arándanos y frutos rojos-púrpuras: evitan el envejecimiento cerebral
• Fruta seca: rica en vitamina E, magnesio, zinc y ácidos grasos, útiles para mejorar la eficacia cerebral.

Insulina y glucemia

¿Muchos dulces, más salud? En realidad, no es exactamente así. Los azúcares consumidos con la alimentación vienen absorbidos en la sangre y son transportados a varios tejidos del cuerpo por la hormona de la insulina. Si se produce en exceso, la insulina baja rápidamente los niveles de glucosa en la sangre, privando, de hecho, al cerebro del suministro que necesita.

Es por eso que comer alimentos muy dulces o demasiado salados causa fluctuaciones constantes en los niveles de azúcar en la sangre.

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