Seguridad para la salud en el uso de proteínas en dosis superiores

Seguridad para la salud en el uso de proteínas en dosis superiores a la cdr diaria a corto, medio y largo plazo.

Realizado con la colaboración del Dr. G. Bosco:

Departamento de Ciencias Biomédicas - Laboratorio de Fisiología Humana - Universidad de Padua

El Programa de Alimentación Bioimis está constituido por dos programas principales: el programa "Forma Ideal" y el programa "En Forma para Siempre". En esta última parte el cliente recibe indicaciones para conseguir un régimen de alimentación correcto y equilibrado, con la posibilidad de variar los alimentos y las formas de cocción, seguir las estaciones y complacer los propios gustos. Se le enseña, además, un método para aprender a gestionar de manera autónoma la propia alimentación consiguiendo mantener constante el peso corporal.

Durante el programa Forma Ideal, el equipo Bioimis da indicaciones nutricionales más bien rígidas que el cliente debe respetar, ya que están calibradas sobre la respuesta biológica de cada individuo y por ello estudiadas para obtener la pérdida de peso esperada. Este programa, así como todo el proceso, no prevé la medición de la comida tomada ni un cómputo calórico. Considerando estas características no es posible describir el Programa Bioimis como una alimentación hiperproteica, ni cetogénica, ni hipocalórica.

Sin embargo, precisamente por el hecho de dar libertad en las cantidades de los alimentos, el equipo Bioimis se planteó la necesidad de tomar en consideración los efectos de los nutrientes sobre la salud de aquellos clientes que, pudiendo hacerlo, introdujeran cantidades superiores a las razonablemente necesarias para alcanzar un estado de saciedad. Considerando las tres principales categorías de macronutrientes, al no ser conocidos ni discutidos los efectos negativos de una alimentación con exceso de carbohidratos o de lípidos a corto plazo para la salud, nuestras atenciones se concentraron en las proteínas. Sobre este tema, de hecho, es resabida la existencia, a nivel internacional, de un largo debate que ve contrapuestas, por un lado, las cada vez más numerosas dietas proteicas/hiperproteicas con indiscutibles resultados sobre el peso y sobre algunos parámetros hematoquímicos y, por otro lado, algunas corrientes en ámbito nutricional y clínico que condenan este tipo de regímenes de alimentación indicando su incorrección desde un punto de vista nutritivo y su peligrosidad desde el punto de vista de la salud.

Partiendo de este presupuesto se decidió, gracias a la colaboración del doctor Bosco, investigador de la Universidad de Padua, realizar un estudio, consultando la literatura internacional disponible relacionada con estos temas. Se revisaron todos los más importantes artículos de los últimos años, publicados en las revistas internacionales más prestigiosas (ver bibliografía), para verificar cuál era la opinión sobre la cuestión de la introducción de proteínas en cantidades superiores a las recomendadas con la alimentación y la salud.

Es sabido que, desde la prehistoria, el hombre se ha alimentado con una dieta a base principalmente de proteínas y sólo últimamente ha pasado a una alimentación concentrada en los carbohidratos, por lo que parece poco probable que, en línea teórica y general, volver a una dieta rica en proteínas pueda ser incongruente con su estructura, sus órganos y aparatos y su orden metabólico.

La dosis recomendada de proteínas (CDR) resulta ser de 0,8 g/kg al día a partir de los 19 años de edad para las personas sedentarias pero se considera hiperproteica una dieta con una aportación proteica igual o superior a 1,5 gr/kg al día. Para sujetos que hacen deporte la necesidad de proteínas, según diferentes estudios, ha resultado ser superior a estos valores (entre 1,4 a 2 en función de la actividad practicada).

Un estudio de corte prospectivo ha puesto en evidencia que en un grupo de mujeres sanas una dieta hiperproteica no ha causado daños.

La American Heart Association (AHA) ha publicado un documento sobre las dietas en la que dice que los perfiles hiperproteicos sufren el riesgo de disfunciones cardíacas, renales, óseas y hepáticas, sin embargo la evidencia en la literatura de estos daños es escasa y controvertida, muchos estudios sobre los que se basan tales consideraciones han sido criticados por imprecisiones metodológicas.

Se ha puesto en evidencia, en especial, que en la literatura no existe ningún dato que demuestre un daño real debido a perfiles de alimentación con proteínas por encima de las CDR.

Se ha llevado a cabo un estudio con personas que practican bodybuilding y que por ello introducen muchas proteínas a lo largo de muchos años (decenas de años) del que ha resultado que los riesgos de problemáticas renales no son consistentes. En estos sujetos ha sido señalado, sin embargo, un aumento del ácido úrico en sangre. Otro estudio ha evidenciado como una dieta hiperproteica durante siete días modula la respuesta hemodinámica renal en jóvenes individuos sanos. Los autores han referido un aumento del GFR y de la fracción de filtración; pero se debe destacar que el flujo renal plasmático y la resistencia vascular habían permanecido invariables. En estudios anteriores se había evidenciado que la prolongación de una ingesta proteica tenía directos y cuantitativos efectos sobre el aclaramiento endógeno de creatinina en jóvenes sanos con habitualmente varias ingestas proteicas. Se había evidenciado una relación entre la excreción de nitrógeno urea y el aclaramiento de creatinina, que sugería que el aclaramiento de creatinina no es una función fija o estabilizada. El efecto de un perfil hiperproteico crónico ha sido analizado también, con el mismo diseño experimental, en jóvenes voluntarios, demostrando que el aclaramiento de creatinina aumentaba más con el aumento de la ingesta proteica diaria, reflejando el importante papel de la ingesta proteica como variable de control del aclaramiento de creatinina. Los análisis de estos estudios dejan evidencia de la importancia de las variables de los diferentes métodos utilizados para la medición de la creatinina y del GFR.

Considerando estos resultados se podría suponer que la respuesta vasodilatatoria con la hiperemía inducida por el régimen proteico podría aumentar el GFR como simple respuesta de adaptación y no como un indicador del inicio de una enfermedad.

En los pacientes diabéticos, si la función renal es normal, no han sido evidenciados daños debidos al aumento de la ingesta de proteínas, pero, solo con carácter prudencial las lineas-guía ADA  (American Diabetes Association)  aconsejan un aporte de proteínas no superior al 20% del aporte energético diario. Un reciente estudio, sin embargo, ha puesto en evidencia que un régimen de alimentación más desequilibrado a favor de las proteínas mejora los valores de la glucemia.

Con respecto al metabolismo óseo, en la literatura resulta que en las dietas hiperproteicas se incrementa la eliminación del calcio en detrimento de las reservas. En práctica, la condición metabólica que se verifica causa un aumento de la absorción del hueso y un aumento de la eliminación a través del riñón. Otros estudios demuestran también de todas formas que un escaso aporte de proteínas es también negativo para el hueso y otros muestran que quien ha sufrido fracturas se cura antes con un incremento proteico en la alimentación estándar. Por lo que los datos sobre el tema no pueden considerarse todavía definitivos.

Recientes estudios demuestran, a propósito de las patologías cardíacas, que aumentando la aportación proteica, en detrimento de los carbohidratos, se reduciría el riesgo de infarto.

En conclusión la AHA, en su comité de nutrición, aún tomando posición en contra del exceso de proteínas en la dieta, ha aceptado que no hay pruebas indiscutibles en este sentido y resulta que su posición se basa más que nada en sus criterios de prudencia.
En definitiva, resulta que los riesgos de ingerir proteínas por encima de los niveles recomendados, en sujetos con función renal normal, no han sido nunca evidenciados, al contrario de lo que pasa continuamente por lo que se refiere a las implicaciones de la obesidad y el sobrepeso sobre cada órgano y aparato. Por lo que se refiere a sujetos con problemas renales ya diagnosticados, dada la escasa literatura relacionada con el tema y a la espera de nuevas investigaciones, se ha decidido, en modo absolutamente prudencial, que cualquiera que tenga o haya tenido en pasado una patología renal de cualquier grado y tipo no puede participar en nuestro Programa.

A raíz de estas concordancias y con la oferta de colaboración de un centro de diálisis de la ULSS de Turín ha sido posible instaurar una colaboración para seguir a tres pacientes con insuficiencia renal en diálisis, con la absoluta necesidad de perder peso y que ya habían intentado diferentes regímenes, sin ningún beneficio.

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