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Tratamiento farmacológico en pacientes hipertensos

La hipertensión arterial es una de las enfermedades más difundidas en los países industrializados. De hecho, afecta a casi un 20% de la población adulta y representa uno de los mayores problemas clínicos de los tiempos modernos. Se caracteriza por la presencia de valores de la tensión sanguínea arterial permanentemente por encima de la norma, establecida en 140 mmHg de tensión sistólica (o máxima) y 90 mmHg de tensión diastólica (o mínima).

El aumento de los valores de tensión no siempre va acompañado de la aparición de síntomas ya que, sobre todo si sucede de manera gradual, el organismo se acostumbra progresivamente a los valores cada vez más altos y no envía señales de alarma.

En Italia más de 10 millones de personas padecen hipertensión y casi la mitad de estas ignora que tiene la tensión alta. Muchas veces de hecho quien es hipertenso descubre que lo es durante una visita médica de control, ignorando la presencia de la enfermedad durante varios años.

Sin embargo, la hipertensión es uno de los factores de riesgo para la aparición de la enfermedad cardiovascular aterosclerótica (como por ejemplo ictus, infarto del miocardio, descompensación cardíaca) y de insuficiencia renal.

La tensión alta puede presentarse de dos formas diferentes: hipertensión primaria/esencial e hipertensión secundaria.

En un porcentaje variable de entre el 90 y el 95% de los casos de hipertensión entre los adultos no es posible identificar causa alguna. Este tipo de tensión alta tiende a desarrollarse gradualmente a lo largo de varios años y es denominada por ello primaria o esencial. Entre los posibles factores determinantes de la patología los más importantes son la familiaridad, los hábitos alimenticios, el sobrepeso, el sedentarismo y eventuales desequilibrios hormonales.

Todos los demás casos de hipertensión son causados por una patología subyacente. Este tipo de tensión alta, llamada hipertensión secundaria, tiende a aparecer de repente y causa un incremento de la tensión mayor respecto a la hipertensión primaria. Diferentes patologías y diferentes fármacos pueden provocar la hipertensión secundaria; entre estos recordamos: problemas renales, tumores en las glándulas suprarrenales, algunas malformaciones cardíacas congénitas y algunos fármacos.

Se sabe que la hipertensión arterial esencial forma a menudo parte de un cuadro más complejo de patologías y de factores de riesgo llamado síndrome metabólico, del que constituye un criterio diagnóstico.

El síndrome metabólico afecta al 20-30% de la población de los países occidentales y con mayor frecuencia a los sujetos en edad avanzada. En los últimos años, su incidencia en la población está aumentando progresivamente, configurando una auténtica "epidemia" que incrementa el riesgo de morbilidad y de mortalidad cardiovascular de los sujetos que la padecen, de más de 3-4 veces.

Entre los varios componentes del síndrome metabólico, la hipertensión se indica como el más frecuente. Desafortunadamente, la presencia de otros factores de riesgo cardiovascular dificulta en la práctica clínica el logro del objetivo de tensión óptima para estos pacientes, a pesar de que el tratamiento del síndrome metabólico dirigido a la corrección de los diferentes factores de riesgo (diabetes, colesterol, obesidad, etc...)  tenga como objetivo general la reducción del riesgo cardiovascular global del individuo. Frente a un caso de hipertensión arterial, el médico se encuentra a menudo forzado a sugerir, además de una modificación del estilo de vida, el uso de un fármaco (o de varios fármacos) que pueda combinar un buen control de la tensión con un favorable efecto sobre los demás factores de riesgo del síndrome metabólico.

Teniendo en cuenta lo que se refiere en literatura en lo relativo a la mejora de los valores de tensión en sujetos sometidos a un correcto régimen de alimentación, hemos llevado a cabo un análisis de los datos comunicados por nuestros clientes a lo largo del Programa de Alimentación con el fin de evidenciar una concordancia con estas observaciones.

La observación se llevó a cabo con todos los clientes que en el año 2015 iniciaron el Proceso de Alimentación Bioimis declarando tomar medicación contra la hipertensión. Se trata de clientes que tenían hábitos de alimentación verosímilmente incorrectos y que presentaban sobrepeso o eran obesos.

Hemos considerado por ello 528 sujetos hipertensos, de los que 162 eran hombres (30,7%) y 366 eran mujeres (69,3%).

La muestra considerada estaba subdividida en las siguientes franjas de edad y de IMC:

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Los sujetos siguieron el programa comiendo hasta la saciedad alimentos aconsejados en función de las propiedades bioquímicas y de los datos comunicados diariamente por cada individuo. Otra característica de la dieta es que carece de alcohol, no se añaden ni sal ni azúcar y se evitan las comidas procesadas o complejas.

Como se ha dicho precedentemente, nuestro análisis se basaba en lo que el cliente comunica a lo largo del Programa. Al cliente hipertenso de hecho se le solicita, cada dos días, que mida por la mañana y comunique los valores de la tensión arterial y si se han efectuado modificaciones en el tratamiento antihipertensivo en curso. Como se sabe, el Programa de Alimentación Bioimis no desarrolla actividad médica y por ello no interviene en los tratamientos médicos ni tiene como finalidad curar ninguna patología, por lo que se ha optado por no recoger informaciones pormenorizadas en relación a los fármacos utilizados por los clientes ni a su posología. Por consiguiente resulta de difícil interpretación el análisis de la evolución a lo largo del tiempo de los valores de tensión comunicados; sin embargo, se puede tomar en consideración la frecuencia con la que se comunica la modificación de la terapia y si esta modificación supone un incremento o una reducción de la posología.

A este respecto resulta que, de la muestra inicial, 114 clientes declararon haber reducido el medicamento de la tensión de acuerdo con el médico (21,7%, de los que el 33,3% hombres y 66,7% mujeres); de estos, el 43,5% de los clientes declararon haberlo reducido en los primeros 30 días tras el inicio del programa, el 36,5% entre el segundo y el tercer mes y el 19% después de 90 días de Programa.

Además, 115 clientes (21,8%) declararon haberlo eliminado completamente, (de los cuales 27,8 hombres y el 72,2% mujeres); de estos, el 19% de los clientes lo eliminaron en los primeros 30 días tras el inicio del Programa, el 53% entre el segundo y el tercer mes y el 28% después de 90 días de Programa.

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graf2es

Las dos muestras están subdivididas como sigue por franjas de edad e IMC:

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tab3

En conclusión, a partir de los datos recogidos podemos afirmar que con nuestro Programa de alimentación el 43,7% de los clientes hipertensos redujo o eliminó el fármaco para la tensión arterial. Obviamente es necesario efectuar más estudios para confirmar el dato, pero estos resultados ya se pueden considerar como un importante indicador de la mejora del estado de salud de nuestros clientes.

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